El 16 de febrero había sido ingresado a la Clínica San Camilo, del barrio porteño de Villa Crespo, donde permanecía en terapia intensiva por un cuadro de infección instestinal. Once días después, falleció.
Fue quien llevó a la posterioridad la frase "señores, nunca más", al decirla en el alegato final de la fiscalía en el juicio a las juntas militares, el 9 de diciembre de 1985, cuando la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal dictó la sentencia de condenar a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión.