El hecho sucedió ayer, a las 4.30 de la mañana, en San Martín y Muñoz, en la zona sur de la ciudad, cuando la Guardia Urbana se comunicó con la Dirección de Tránsito para solicitar colaboración con un test de alcohol a un taxista. Al arribar al lugar, personal de Comando Radioeléctrico lo tenía esposado, dentro del móvil, porque habían detectado que tenía un arma de fuego.
El test de alcohol realizado al chofer dio como resultado 1,75 gramos de alcohol, cuando no debería registrar nada en su organismo debido a las ordenanzas viales por tratarse de un servicio público. Un conductor común no debe superar el 0,5% de alcohol en sangre.
"El vehículo fue retenido preventivamente, a disposición de la Justicia, del Tribunal Municipal de Faltas, y la Secretaría de Servicios Públicos", señaló Gustavo Adda, director de Tránsito de la Municipalidad, quien advirtió que "todas las sanciones que tienen que ver con los servicios de taxis o remises, transportes escolares o colectivos, las dispone tanto Servicios Públicos, en cuanto a la habilitación de la licencia de taxi. Mientras que la licencia de conducir queda a criterio del Juez de Faltas. Son dos sanciones que corren por carriles diferentes"
Se convirtió en la séptima detección en lo que va del año y, como además estaba armado, el conductor quedó a disposición de la Justicia, del Tribunal de Faltas y de la Secretaría de Servicios Públicos.