El 27 de enero de 2004, en la zona de la Terminal de Ómnibus apareció el cuerpo sin vida de Sandra, con un disparo en la nuca propinado por un arma calibre 32. El magistrado redujo todo a “un crimen pasional”, pero lo cierto es que esa mujer tenía mayores motivos para caerles mal a ciertos pesados. Ella había denunciado reiteradas veces a la policía respecto a la trata, la explotación sexual, y la venta de drogas. “Sandra Cabrera denunció el negociado delictivo que existe entre la Policía, la trata y explotación de personas, sumado a la venta ilegal de drogas. Todo provocó que la persiguieran y hostigaran hasta matarla”, afirmaron a través de un comunicado de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos).
La vicepresidenta del Concejo Municipal, Norma López, fue una de las personas que tuvo participación en el acto, y apuntó a un estado ausente cómplice. “La causa que investiga su homicidio desde hace 7 años se encuentra parada, sin novedades: otra muestra de la vergonzosa actuación de la justicia santafesina, de la complicidad de un poder de un Estado casi ausente en materia de trata de personas”. “Sandra Cabrera es todo un ícono de la lucha contra la trata y por los derechos de mujeres en situación de prostitución porque se plantó ante el poder político y ante la policía”, agregó, y finalizó pidiendo a todos los presentes que se deben exigir políticas para garantizar la plena defensa de los derechos humanos y comunicadores, “que no naturalicen la problemática como si sólo se tratara de objetos descartables”.
“- Criminalización + Derechos; Juicio y Castigo a los responsables, cómplices y encubridores de su asesinato”, eran los principales lemas del acto.
En ese mismo comunicado de la Ammar antes mencionado, sostuvieron que: “en todo el expediente las tres palabras que más se repiten son policías federales, provinciales y droga; sin embargo no existió una búsqueda que intentara desarticular semejante grado de connivencia entre los sectores que supuestamente deben combatir al delito y que, en realidad, lo practican”. Posteriormente agregaron: “Más de una docena de denuncias no sirvieron de nada. Lejos de protegerla, la justicia dio vía libre quitándole la custodia tres semanas antes para que la asesinaran de un balazo en la nuca una madrugada en la que había salido a trabajar. Como si eso fuera poco, su asesino hoy camina libre por las calles, pero además las trabajadoras sexuales seguimos sufriendo el acoso y la persecución de la policía”.
A continuación se puede ver el documental dirigido por Lucrecia Mastrángelo, acerca de la vida de Cabrera y el crimen impune.