El uribista Óscar Iván Zuluaga y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dirimirán en la segunda vuelta electoral del 15 de junio quién ocupará la primera magistratura en el próximo período presidencial. Tras una elección reñida que pone un interrogante sobre la continuidad del proceso de paz con las guerrillas, ya que el candidato más votado se opone a esas negociaciones impulsadas por el actual gobierno.
Con casi la totalidad de los votos escrutados, 99,72 por ciento, el candidato de Centro Democrático, Zuluaga, se imponía en esta primera vuelta con el 29,27 por ciento de los votos, seguido por Santos (Unidad Nacional), con el 25,65 por ciento de los sufragios. Detrás disputaban cabeza a cabeza por el tercer puesto Marta Lucía Ramírez, del Partido Conservador, con el 15,53 por ciento, y Clara López, del izquierdista Polo Democrático Alternativo, con el 15,23 por ciento.
Muchos de estos votos de izquierda corresponden a centros urbanos, en especial al distrito central de Bogotá, donde el PDA se constituyó en la segunda fuerza, detrás de Zuluaga, postergando a Santos al tercer lugar. El resultado de esta elección confirma que nadie estaba en condiciones de reunir el 50 por ciento más uno de los votos para consagrarse en esta primera vuelta, pero el hecho de que la diferencia haya sido casi de cuatro puntos supera la condición de empate técnico que auguraban las encuestas y echan dudas sobre la paridad que se pronosticó para la elección del 15 de junio.
En una lectura lineal, la diferencia se mantiene si se asignan los votos de la conservadora Ramírez a Zuluga y los de la izquierdista López a Santos, lo que dejaría el resultado final en manos de quienes conforman la escueta cosecha de Peñalosa. Pero los trasvasamientos lineales en un sistema electoral en donde el voto no es obligatorio no parecen una proyección razonable. Sobre los 32.975.158 colombianos en condiciones de participar de la elección hoy sólo lo hizo el 40 por ciento,lo que supera el promedio de abstencionismo, que hasta estos comicios rondaba la mitad del padrón.
Llama la atención tanta apatía a la hora de participar en una elección en la que lo aparenta estar en juego es la continuidad de las negociaciones de paz que el gobierno lleva adelante con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace un año y medio en La Habana.