Por: Nadia Ginex-espectaculos@rosario.com
Desde un inodoro nuevo, bebidas de marcas precisas, una decoración determinada en los hoteles donde se hospedan, hasta cerrar un shopping para poder hacer compras sin el asedio de los fans, son los requerimientos de los artistas cuando salen a dar un show.
En el programa de radio de Santiago del Moro revelaron que cuando Karina cantó en “El Bosque” la discoteca de Quilmes, a los organizadores les llamo la atención entre la lista de requisitos estaba la de un inodoro nuevo para su camarín.
El mexicano Luis Miguel que visitó Argentina este año y en noviembre paso por Rosario, en el extenso listado de cosas que pretendió estaban: 20 rosas blancas de tallo largo, recién cortadas y sin espinas. Tres grandes velas con olor a jazmín o gardenia en frascos de vidrio o metal. 36 toallas de mano negras. Una banana madura. Tres bolsas de nachos tipo tortilla con salsas frescas. Además de algo transcendió de presentaciones anteriores y es que nadie lo mire a los ojos.
Miley Cyrus siempre da que hablar, para su concierto de Buenos Aires en el mes de octubre, detallo: Una mesa ratona, dos sofás, una heladera limpia, una tostadora limpia, una hogaza de pan para celíacos, un bote de manteca libre de lactosa, cuarenta y ocho botellas de agua, veinticuatro frías y las otras veinticuatro a temperatura ambiente, una botella de Vodka marca Ciroc sabor peach, una botella de Jack Daniels. Eso para empezar, aparte de muchisimas cosas.
Madonna cuando estuvo en nuestro país, alojada en el Hotel “Four Season”, en la habitación debía haber sólo agua importada de la marca “Evian” y llamó la atención la prohibición para los empleados del hotel: que no la miren a los ojos ni le hablen. Por otro lado la Reina Pop no se dejó tentar por la carne argentina ya que pidió mantener su dieta vegetariana a base de alimentos macrobióticos.
La sensual Jenifer López en un concierto en Colombia exigió cerrar un centro comercial para ella poder hacer sus compras, sin que sus fans le asediaran. En Londres pidió siete limusinas para que la trasladaran de su hotel a un restaurante que estaba a solo dos calles. Se gasta 1200 dólares en una crema para la cara.