Un alza de la inflación sobre los niveles actuales, que llegan a 6,56 por ciento interanual, "no debería ser tomado como una sorpresa", dijo Tombini en una audiencia pública en la Cámara de los Diputados.
El responsable del Banco Central, que acaba de ser ratificado en su cargo por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, explicó que la inflación sufrirá presiones por la tendencia de depreciación del real frente al dólar y por la subida de algunos precios controlados por el Gobierno, en alusión a la gasolina.
Desde 2006, el gobierno brasileño ha establecido como meta una inflación de 4,5 por ciento anual con un margen de tolerancia de dos puntos porcentuales en ambos sentidos, según la agencia de noticias EFE.
Desde entonces la inflación nunca superó el tope de 6,5 por ciento anual, aunque para cumplir la meta de este año, la suba de precios no puede superar 0,86 por ciento en diciembre, un nivel que sería muy inferior al que se registró en el mismo mes del año pasado (0,92%).
Según Tombini, después de una posible alza a corto plazo los precios experimentarán un descenso constante hasta lograr la "convergencia" con la meta de 4,5 por ciento anual en 2016.
La contención de los precios será consecuencia de las subas de las tasas de interés aplicadas en los últimos meses, sumado a "una política fiscal contenida" y a la "moderación" de los estímulos a la economía, según Tombini.
La semana pasada, el Banco Central endureció su política económica al elevar en medio punto los intereses hasta una tasa de 11,75 por ciento anual.
"No habrá complacencia por parte del Banco Central. La política monetaria debe permanecer activa. Debe evitar que esos ajustes (de precios) se trasladen de forma persistente a la economía", afirmó hoy el presidente del Banco Central.
En su exposición, Tombini previó una recuperación de las exportaciones en 2015, principalmente debido a la tendencia de depreciación de la divisa brasileña.
Asimismo, auguró una "recuperación gradual" de la actividad económica interna, debido a la "expansión moderada" del consumo y la recuperación de la confianza de los empresarios y consumidores.
La recuperación de la economía brasileña se basará en la industria y en la agricultura, mientras que se esperan menores tasas de crecimiento del sector servicios, según el responsable del ente emisor.
Entre enero y septiembre la economía brasileña creció 0,20 por ciento, según datos oficiales, y el Gobierno espera que el próximo año la expansión del producto interior bruto (PIB) se sitúe en 0,80 por ciento.