No pudo ser. Rosario Central quedó a las puertas de conseguir la Copa Argentina, a 90 minutos de la gloria. La esperanza de poder gritar campeón tras 19 años se desvaneció con el penal que Marcos Díaz le tapo a Hernán Encina, así como la ilusión de los más de 20 mil hinchas canallas que se trasladaron hasta San Juan, y de los tantos que lo vivieron desde sus casas.
En el balance general del partido, el Canalla y el Quemero se prestaron la pelota, sin mostrar ninguno de los dos demasiada claridad en los metros finales. Dentro de esa mediocridad, fue Huracán el que más cerca estuvo de ganarlo, fundamentalmente de contraataque en la segunda mitad.
El comienzo del primer tiempo fue más favorable para los dirigidos por Apuzzo, que presentaron como principales armas los arrestos individuales de Gonzalo Martínez y Cristian Espinoza. No obstante, el dominio insinuado en los primeros minutos se fue diluyendo, a tal punto que los de Parque Patricios no contaron con ninguna chance para marcar en esa etapa inicial.
Central, por su parte, tardó en acomodarse dentro de la cancha, y recién en el tramo final del primer tiempo pudo manejar la pelota en campo contrario. La única posibilidad para marcar la tuvo en los pies de Barrientos, que disparó desde afuera del área, pero su remate fue contenido por Marcos Díaz.
Para el complemento, Miguel Ángel Russo mandó a la cancha a Antonio Medina en lugar de Pablo Becker, de flojo rendimiento; e instantes después hizo ingresar a Abreu por Valencia. Central dominó balón y terreno en el inicio, pero no pudo traducirlo en situaciones de riesgo. La única aproximación del Canalla fue un desborde por la derecha de Ferrari, quien ante la salida del arquero Díaz envió un centro que fue despejado por la defensa quemera.
A partir de los 25', Huracán se adelantó en el terreno y comenzó a generar peligro. Así fue como tuvo la chance más clara: Toranzo asistió a Ramón Ábila, quien dejó en el camino a Pastor Gómez Andrade y quedó mano a mano con Mauricio Caranta, pero el duelo lo ganó el 1 auriazul. Luego también lo tuvo Eduardo Domínguez entrando de cabeza por el segundo palo, pero la pelota se fue desviada.
De esta forma llegó el final del partido. Con el empate 0 a 0, la Copa Argentina se definió por los tiros desde el punto del penal. Allí, Marcos Díaz terminó convirtiéndose en la gran figura, tapando los remates de Caranta y Encina, este último el definitivo.
El festejo fue para Huracán y la desazón para Central. Para el Canalla quedará el sabor amargo de haber estado a un paso del título y no poder alcanzarlo, cerrando un semestre realmente negativo. Seguramente la caída en la final será un cierre de ciclo en Arroyito. Los rumores sobre la salida de Miguel Ángel Russo ya abundaban en la previa y, con la derrota consumada, indudablemente tomarán más fuerza.