Por: Celina Hernández - chernandez@rosario.com - Rosario.com
Si algo marca la incondicionalidad de las admiradoras es ver miles de paraguas bajo la lluvia sostenidos por esas ansias de entrar a ver al astro rey y, si alguien se entromete y las aleja un segundo más de la puerta, escuchar el grito intenso en forma de cántico rítmico: "a la cola, a la cola".
Una vez adentro y tras el acorde inicial, vivieron intensamente cada fragmento del show.
10 músicos y una bella corista acompañaron a Luismi, quien, como un director de orquesta, con ademanes, como siempre, les indicaba si ir más lento o subir la intensidad del volumen. Cada instrumento se escuchó a la perfección y su impecable caudal de voz se proyectó en todo el Metropolitano, mientras su imagen se intercalaba con sus mejores videoclips en 3 pantallas gigantes. Pero se puede decir que casi ninguna canción sonó similar a las originales grabadas en los discos, reversionó los temas dándoles un estilo acústico melódico, dio cátedra de diferentes estilos de vocalización y hasta dejó cantar completos los estribillos más populares a "la tribuna".
Al mejor estilo de las grandes estrellas, se cambió tres veces de vestuario: comenzó de traje negro, camisa blanca y corbata negra. Después de cantar "La incondicional", sorprendió con su look todo en color negro: camisa, chaleco y corbata. Y luego de recordar viejas épocas con "Directo al corazón", cosechó suspiros al mostrar un poco más sus brazos con una remera negra y un chaleco al tono. La excelente disposición de la planta de luces realzó sus modelos.
Para el final del show, con el tema "Labios de miel", miles de papelitos de colores, rojo, verde y blanco, simbolizando la bandera de México, fueron lanzados sobre la platea junto a las clásicas pelotas gigantes.
Pero las fans siempre quieren más y se quedaron, con la luz apagada de la sala, esperanzadas con el bis, para escuchar "Será que no me amas". Sin embargo la luz se prendió y se quedaron con las ganas. Tendrán que culpar a la lluvia.