Por: Celina Hernández - chernandez@rosario.com - Rosario.com
"La vida está llena de colectivos que no pasan. Yo creo que el mejor está por venir. Eso me enseñó el Piberío Biónico". Con esta frase, Chano estableció el primer lazo fiel con sus admiradores, al comenzar el recital.
La platea dejó entrever la brecha generacional que abarca esta banda, incluyendo a los más pequeños de la familia que disfrutaron junto a sus padres. Niñas de 10 a 12 años bailaban todos los temas. Niños de 7 años, sentados sobre los hombros de los adultos, gritaban cada estrofa a la perfección al igual que ellos. Y jóvenes de 15 a 30 años deliraban apasionadas por sus ídolos, sobre todo cuando Chano se abrió la camisa. Ahí la temperatura subió un poquito más.
Dicen que se valora más lo que cuesta conseguir, lo que se desea y se espera. Sobre esta impronta quizá pensaron el diseño del momento más explosivo del show: se fueron todos del escenario y en las pantallas podía leerse "ya volvemos" junto a la cuenta regresiva de 5 minutos. Recital con intervalo, pero misterioso y atrapante. "Próximamente Ciudad Mágica" decía la pantalla y, cuando el contador marcó el 0, el primer acorde de la melodía de dicha canción, que es un éxito indiscutido, hizo vibrar y saltar a las 3600 personas de una manera sublime.
Otro de los momentos donde la energía del público llegó a su máxima expresión fue con "La Melodía de Dios". Todo el estadio saltó y gritó, a más no poder, el estribillo de este himno biónico.
El show demostró tecnología de vanguardia y una puesta en escena híper moderna, a la altura de grandes recitales internacionales. El diseño escenográfico contó con un Sector On Stage, donde unas pocas personas pudieron vivir el concierto desde un palco, arriba del escenario, como si fueran parte de la crew de la banda, y dos Espacios Destinológicos, ubicados a los costados de una pasarela gigante en forma de T por la cual Chano caminaba todo el tiempo acercándose a centímetros de sus fans.
Sin duda Tan Biónica, en todos estos años, logró acaparar la atención de sus seguidores en cada letra, en cada presentación en vivo, en cada sonido y a cada hora de cada día. Porque el sentido de pertenencia a un mismo grupo que los fanáticos comparten a nivel nacional es irrevocable. Se hacen llamar “El Piberío Biónico” y un rezo, dictado por el líder de la banda, los une, tanto que escucharlo de la voz de Charpentier con el salón a oscuras fue el momento más emotivo del show: "Hay un lugar donde mueren, por fin, todas nuestras soledades. Donde nosotros pertenecemos, con todas las libertades. En las esquinas en donde paran las penas de las ciudades, será nuestro loco paraíso de nostalgias y cuna de oscuridades. Soñamos con la idea de un destino que guía todos nuestros pasos, que cuida nuestras peores almas de las glorias y los fracasos. Será cuando tenga que ser y, si es, que sea para siempre. Ayer, mañana y pasado, y todos los 4 de Noviembre. Que no nos divida la fe ni el pensamiento más anacrónico. ¡Que se haga en La Tierra como en el Cielo la voluntad del Piberío Biónico!