Por: Franco García - fgarcia@rosario.com - @FrancoG23
Cristian Eduardo Domizzi, “El Pájaro”, nació el 9 de julio de 1969. Su debut como profesional fue en Central Córdoba de la ciudad de Rosario. Allí jugó entre 1987 y 1990 hasta que pasó al club que le iba a permitir meterse en la historia del fútbol grande.
Entre 1991 y 1992 vistió los colores de Newell’s en lo que fue su primera etapa como futbolista “rojinegro”. En ese período fue campeón de la mano de Marcelo Bielsa, siendo el único jugador que disputó todos los encuentros en la era del “Loco” como DT “Leproso”.
El 8 de marzo de 1992, Domizzi le convirtió un gol a Central en un clásico disputado en el estadio de Newell’s. Aquella tarde, el equipo de Bielsa presentó una alineación alternativa ya que 24 horas más tarde tenía un compromiso por Copa Libertadores. Aquel gol es recordado como “el vuelo del Pájaro”.
Luego jugó en Atlas de México hasta 1995 y regresó al país para, en los años 1995 y 1996, vestir la camiseta de Independiente de Avellaneda.
Su carrera continuó en México, pasando por Pumas y Monterrey. En 1998 regresó al país en donde jugó en Unión de Santa Fe hasta el 2000; nuevamente en Independiente hasta 2001, un año en Lanús hasta 2002 y entre 2002 y 2003 volvió a vestir la camiseta rojinegra con la cual se retiró.
“El Pájaro” disputó seis clásicos en los cuales ganó, empató y perdió la misma cantidad de encuentros (dos).
¿La preparación para disputar un clásico es distinta a un partido normal?
Es totalmente distinta. Una semana previa a un clásico es una semana atípica de lo que es un partido normal del campeonato. Te tenés que aislar de la ciudad, no leer ni escuchar nada. Yo considero, y habiendo jugado varios clásicos en otros clubes, que este es el más importante porque es vida o muerte; el infierno o la gloria. Y eso la gente te lo hace saber.
Jugaste clásicos con Independiente ante Racing, Unión contra Colón, ¿pero qué tiene de diferente el clásico rosarino?
Es incomparable lo que es un Newell’s vs Central. Hablando con colegas que han jugado Boca vs River y también han jugado este clásico, te dicen que el rosarino es muy diferente. El tema es que, por ejemplo, cuando yo jugaba en Independiente, en mi edificio vivía gente de Ferro, de Boca, River, de todos los cuadros. Acá es Newell’s o Central.
Los técnicos y jugadores, cuando se acerca un clásico, declaran que van partido a partido. ¿Eso realmente es así o el protagonista ya piensa en cuidarse para ese partido algunas fechas antes?
Cuando se sortea el fixture ya estás pensando en el clásico. Es lo primero que uno ve. Y cuando se va acercando ese partido uno empieza a medirse en algunas cosas porque no se lo quiere perder por nada del mundo.
¿Cuál es el clásico que más recordás por haberlo disfrutado?
El del 8 de marzo que ganamos con gol mío con un equipo suplente porque al otro día teníamos que jugar por la Copa Libertadores.
¿Y el que más sufriste?
El clásico de gol de tres dedos del “Chelo” Delgado en cancha de Central en el año 1991.
¿Cómo era Marcelo Bielsa en la previa de esta clase de partidos?
Era todo o nada. Él sabía que era el prestigio en la ciudad, seis meses de tranquilidad, pero a la vez manejaba la preparación psicológica para un clásico como cualquier partido del resto del campeonato.
Pensando en este partido que se viene y teniendo en cuenta las dos derrotas anteriores, ¿creés que el empate a Newell’s no le sirve?
Se hizo todo para que este partido sea el que salve el semestre porque se cuidaron jugadores ante River para encarar el clásico de la mejor manera. Esperemos que todo eso recaudos que se tomaron den sus frutos.
Quedó demostrado que en los clásicos no importa como llegue cada uno. Vos que lo viviste de adentro ¿qué podés decir de esa frase hecha?
No importa nada acá. Son partidos totalmente distintos. Acá ni siquiera importa quién ganó el último.
¿Qué pálpito tenés para este partido?
Como hincha y parte pequeña de la historia de Newell’s quiero lo mejor. Pero habría que preguntarles a ellos cómo están. Hoy no depende de los ex jugadores, depende de los jugadores. Este equipo por momentos juega bien, pero son cada vez menos esos momentos.