Apenas a unos kilómetros de la ciudad más grande del país, en las afueras o en los primeros anillos de los alrededores, el panorama se aleja de los bancos, edificios y la apatía paulistas y comienza a dar colores y olores a campaña.
En ese marco es que Lula da Silva visitó anoche la periferia de la ciudad para acompañar al candidato a gobernador Alexandre Padilha y reconfirmar su rol en la campaña por la reelección de Rousseff, ya que comparte actividades en el enorme Brasil, aliviando la cargada agenda de la presidenta.
En la localidad de Tirandentes el acto fue un éxito. Las banderas apenas dejaron entrever el escenario montado arriba de un camión rojo repleto de parlantes y los militantes petistas bailaron y sonrieron durante la espera, la presencia y la partida de los dirigentes.
Cuando Lula apareció, de remera roja, pelo corto y jeans, la música bajó y el coro fue unánime: ¡Ole ole ole ole, Lula Lula!!
“Lula cambió la historia del país y Dilma es la continuación. En cualquier casa que entres verás hay lavarropa, heladera, televisión, la gente tiene celulares, la gente consiguió empleo”, dijo a Télam Dalmares Medeiras, de 52 años, quien se dedica a cuidar personas mayores y llevaba dos banderas en sus manos, una con la cara de Rousseff y otra roja con la estrella del PT.
La mujer, fotografiada por su marido por su cercanía al escenario hasta entonces vacío, aseguró que se acercó al acto para acompañar a Padilha, pero también para acompañar a Lula, a quien definió como “eterno presidente”.
El evento del PT fue de menos a más. La gente se fue acercando en pequeños grupos pero a la hora en que los oradores aparecieron en el escenario, en la improvisada platea había ya unas 2.000 personas levantando las banderas y bailando con la música de los spots de la presidenta.
“Dilma es PT y el PT es cambio, es inclusión, es combate al desempleo”, comentó Domingo Leytes, abogado de 49 años, mientras bailaba el pegadizo jingle "Dilma corazón valiente... fuerza brasileña, garra de esta gente".
El hombre respondió enfático al ser consultado por los beneficios de las políticas del Partido de los Trabajadores: “El PT gobierna para todos, para el pueblo, porque si trae empleo, ayuda al empresariado. Por eso es el partido de la transformación”, respondió y gritó: “Viva San Pablo, viva el PT!”.
El clima no fue de euforia pero se respiró expectativa. La música arrastró a los presentes a moverse y las banderas acompañaron la multitud que esperaba que el líder petista por fin cerrase el acto que había comenzado con discursos de dirigentes municipales, del alcalde paulista, Fernando Haddad, y del propio Padilha.
Cuando Lula apareció, de remera roja, pelo corto y jeans, la música bajó y el coro fue unánime: ¡Ole ole ole ole, Lula Lula!!”.
El ex presidente se ubicó como sostén de los candidatos y les dio lugar. Calmó a los militantes efervescentes que solo querían que él hablara y les pidió que escucharan al resto. Firmó banderas, sonrió y hasta se permitió una chicana.
“No sé que me está pasando pero tengo sed, necesito agua y no encuentro, y nadie me consigue, ¿Ustedes saben?”, dijo irónico al apuntar a la falta de agua potable que vive la ciudad de San Pablo, responsabilidad, según el PT, de la falta de obras del actual gobernador, el socialdemócrata Gerardo Alckmin.
Entre risas, repaso de logros y más promesas, Lula acortó su discurso y resumió la idea más importante del evento y por la que las banderas se levantaron durante las casi tres horas del encuentro. “El PT cambió al país, acompañemos a Padilha, y acompañemos a Dilma a seguir con las transformaciones”, resumió.
Rousseff enfrentará a la socialista Marina Silva y al socialdemócrata Aécio Neves -entre los principales- en las elecciones generales del próximo domingo, en las que están habilitados para votar más de 142 millones de brasileños.