Tomas Gregorini, director de la delegación local de la ONG “Un
Techo Para mi País”, con presencia en varios países de Latinoamérica, visitó
los estudios de AM1330, en el programa “Buenas Palabras”. Compartió la
experiencia al frente de la organización y los alcances de la última colecta
que se realizó del 5 al 7 de septiembre
en todo el país.
“Se recabaron 260.098,
con lo que superamos el objetivo propuesto”. Los fondos “van a destinarse a la construcción
de 60 casas para lo que necesitamos 600 voluntarios”, detalló Gregorini. Desde Techo piden que se sume gente, aunque
sea solo en calidad de voluntarios para las contrucciones. “Las casas van a
construirse en los 5 asentamientos que ya se está trabajando. Ya están los
fondos y las familias beneficiarias, nos faltan voluntarios”.
Si bien no hay un dato certero acerca de cuántas son las
viviendas que se necesitan construír, si se sabe que son muchas, pero al ser los recursos de esta organización limitados, el trabajo que realizan es paso a paso y previo a la
construcción hay un proceso de relevamiento y encuesta en el barrio y con las
familias interesadas. “Antes de empezar a trabajar hacemos asamblea barrial. A
través de un referente, consultamos a los vecinos si están de acuerdo con que trabajemos
en ese barrio. Luego relevamos. Y si quieren comenzamos a trabajar y a
encuestar a las familias que están interesadas en tener una vivienda. En base a eso, se da una
prioridad, que es exclusivamente por la emergencia habitacional. Tenemos fondos
y voluntarios limitados entonces vamos trabajando de a poco”.
El dato interesante es que la familia que es beneficiada
con la vivienda no la obtiene de manera gratuita, sino que debe abonar el 7%
del costo total, que es de unos 11 mil pesos. Además, se pide que los integrantes del núcleo
familiar participen activamente en la construcción. Al respecto Tomás señaló que “esto tiene un doble
sentido: por un lado, que la familia sienta que con su esfuerzo obtiene lo que
está buscando, en este caso una vivienda, y por el otro lado, la dignidad, ya que es feo que les digan que
no lo pueden pagar entonces que se lo regalan. Y el hecho de que la construcción debe ser en conjunto entre los
voluntarios y la familia, genera un intercambio entre ellos que más que nada sirve
para concientizar a la sociedad y eliminar prejuicios”.
Luego de la etapa de construcción se sigue en contacto con la
gente del barrio para profundizar el trabajo y desarrollar proyectos para
mejorar las condiciones del lugar y por ende la calidad de vida de quienes allí
viven. Es por eso que Gregorini se refiere al proyecto de Techo no como la mera
construcción de una vivienda, si no como un proyecto de desarrollo comunitario,
en donde se buscan articular diversos elementos para mejorar las condiciones
generales de vida de muchas familias que se encuentran en situación
desprotegida.
Para más información: www.techo.org.ar
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