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jueves, 03 de julio de 2014

La situación actual del teatro en Rosario

12:30 El reconocido director de teatro local, Aldo Pricco, en un mano a mano con Rosario.com. Un recorrido por su trayectoria, la puesta que re – estrena este mes y un fuerte análisis del mercado de las tablas independiente en la ciudad

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Por: Celina Hernández - chernandez@rosario.com - Rosario.com

Rosario.com charló con Aldo Pricco, quien se muestra satisfecho con el lugar que logra ocupar dentro del ambiente teatral en la ciudad: "Tengo la suerte de trabajar como actor, director, docente e investigador teatral".

¿Cómo ves el teatro local hoy por hoy? Desde sus inicios hasta la actualidad, ¿qué ha cambiado?

Con el interés por estudiar teatro y la apertura de innumerables sitios para hacerlo, muchísima gente se ha sumado a la actividad con una sólida y variada formación. Han influido tanto las escuelas y carreras oficiales y estatales como los prestigiosos talleres y cursos privados. Este fenómeno ha creado una generación de compañeros actores, directores y dramaturgos comprometidos con la investigación, la búsqueda y la variedad técnica y estética, sin quedarse atrapados en discursos únicos y absolutos. Digo esto porque hace 30 años si uno estaba con un director o un grupo no podía hacerlo con otros: las tribus teatrales eran impenetrables y hasta disputaban el lugar de la “verdad” como una  militancia política cerrada y sorda al diálogo. Hoy la situación ha cambiado felizmente y nos cruzamos más y mejor con nuestros colegas, de modo tal que el intercambio resulta más rico e intenso. A la vez, los teatristas hacemos tantas cosas que hay que desarrollar una verdadera “ingeniería de ensayos” para poder encontrarnos, producir y ensayar. Sin embargo creo que es positiva esta movida, que todavía no ha tomado una forma homogénea pero que aporta fuerza, creatividad y respeto por los demás.

¿Se puede vivir del teatro en Rosario?

Algunos lo hacen con mucho esfuerzo. Las creencias sociales no suelen dar cabida al respecto y consideración por el teatrista local y es un lugar común la asistencia masiva para ver a personajes provenientes de la televisión y una afluencia muy trabajada para ver teatro de la ciudad. Esto hace que combinemos la producción de espectáculos con la docencia para poder redondear ingresos mínimamente dignos. La mayoría de los teatristas rosarinos hace, además, otra cosa en el ámbito laboral. Parece una contradicción, pero hasta los mismos que nutren las carreras y cursos teatrales asisten poco a ver teatro. Sin embargo, con el empuje que comentaba y el desarrollo de nuevas fuentes de trabajo, de a poco se van creando las condiciones para el ideal de vivir de esta profesión.

¿En qué te basás para elegir las obras que vas a dirigir?

Trato de hacer obras que me conmuevan y que, a la vez, por su temática impliquen un aspecto relevante de nuestra realidad. En ese sentido no me siento atado a un estilo en particular e intento en cada puesta producir un universo nuevo, recurriendo, sobre todo, al eje de la actuación de mis compañeros actores. La idea es proponer un espectáculo que esté en condiciones, por su temática y/o por su tratamiento escénico, de seducir permanentemente al eventual espectador.

¿Qué buscás y qué encontrás cada vez que ponés una obra en escena?

Creo que uno hace teatro para el público. En esa dirección, mi búsqueda es sobre todo de experiencia mutua y no de una bajada de línea ideológica y estética. En ese sentido, lo primario es que la gente se entretenga y se fascine y que si piensa lo haga al finalizar la función ya que mientras el discurso de la escena se desarrolla sólo pretendemos una sutil fascinación. El acontecer de las vidas escénicas de los personajes de mis espectáculos sólo pretende conmocionar un poco, entretener, provocar sensaciones y pensamientos, afectar lo que somos antes de presenciar la función.
El deseo es que los espectadores salgan del teatro un poco distintos, con el cuerpo diferente o los ojos levemente cambiados. De nuestra parte proponemos siempre que entreguen una mínima confianza para poder completar este hecho solidario, mutuo, casi innecesario, pero que resulta imprescindible en la medida en que espectadores y actores juguemos a creernos este universo simultáneo. Supongo que, salvo algunas escasas excepciones, con trabajo y un poco de suerte, lo logramos.

Este sábado re-estrenás "Una tragedia argentina", ¿cuál es la problemática que refleja esta obra?

Es una temática de una familia aparentemente normal que, a partir del clásico descubrimiento de secretos entre los integrantes, se desintegra. Nos parece que presenta una evidente vigencia dado que los vínculos de sangre ofician de fundamento para desplegar sobre el cuerpo de la convivencia las hipocresías más comunes sobre el respeto y la tolerancia por las diferencias. En ese sentido, la sexualidad, las creencias de todo tipo, las “normalidades” consideradas sagradas, entran en crisis ante un episodio trivial que habrá de desencadenar una tragedia en clave de humor negro. Puede decirse que "Una tragedia argentina" propone, por medio de la risa y del horror, un espejo de nuestras conductas cotidianas y un modo de revisar, a través de la emoción propia de la experiencia teatral, si nuestros comportamientos se contradicen con la ideología que expresamos.

La obra es una especie de melodrama de humor negro.

¿Quiénes integran el elenco y cómo elegís a los actores para cada rol?

Actúan Juan Pablo Cabral, Ofelia Castillo, Mariano Raimondi, Ana Laura Carrafiello y Juan Manuel Raimondi, con la asistencia de dirección de Lucrecia Moras y música original de Mariano Braun. Suelo tener en cuenta para elegir a los actores no sólo su capacidad técnica y adecuación al rol sino también su capacidad de convivencia, sobre todo la basada en el trabajo intenso y la humildad. Generalmente trabajo con personas que han sido alumnas mías y con las que uno tiene, además, una amable y fecunda relación.

"Una tragedia argentina" se presentará los sábados de julio a las 21 hs. en el Teatro Cultural de Abajo, de Entre Ríos esquina San Lorenzo, en el subsuelo, calefaccionado, del emblemático bar La Sede.

Más sobre Aldo Pricco  - Se dedica al teatro hace ya más de 36 años y ha estudiado con Mirko Buchín, Pepe Costa, Mimí Ansaldi, Salvador Amore, Raúl Serrano, Néstor Nocera y Alejandro Catalán, entre otros. Integró el grupo “Teatro 1” de Rosario desde 1979 a 1987 y ha dirigido su grupo “La Compañía” desde 1986 con el que puso es escena “Los custodios del embajador” (1986) de Teófilo Larriera, “Telarañas” (1989-1993) de Eduardo Pavlovski y “Lo cortés no quita lo caliente” (1988) de Agustín Cuzzani. Desde el año 2001 dirije el grupo “La Caterva Teatro” con el que produjo “De los distintos modos de” (Premio Municipal de Coproducciones 2002) y “Fuera de cuadro” de Javier Daulte.

Ha participado como actor desde 1978 en “Sábado de vino y gloria” (Alberto Drago), “La morsa” (Luigi Pirandello), “El milagro de San Antonio” (Maurice Maeterlink), “Canillita” (Florencio Sánchez), “Una pasión arrabalera” (Roberto Habegger), “Así es (si les parece)” (Luigi Pirandello), “El nuevo mundo” (Carlos Somigliana), “Saverio el cruel” (Roberto Arlt) y otras.

Ha dirigido numerosos trabajos, entre los que se cuentan “Sea usted breve” (1987) de Xavier Villaurrutia, “Ya nadie recuerda a Frederic Chopin” (1992) de Roberto Cossa, “Un día muy particular” (versión teatral sobre guión de Ettore Scola, 1986-87), “El zapato indómito” (1992) de Leo Masliah, “Adiós, preciosidá” (“La estanquera de Vallecas” de José Luis Alonso de Santos, 1993), “La farsa de los tenebrosos” (1993) de Michel de Ghelderode), “El extraño jinete” (1993) de Michel de Ghelderode y otros espectáculos.

Entre sus últimos trabajos como director pueden mencionarse “Fuera de cuadro” (Javier Daulte, 2003-2013), “Troyanas” (Teatro de la UNR, Eurípides/Séneca, 2006-2008), “El soldado fanfarrón” (Teatro de la UNR, Plauto, 2006-2010), cuya traducción le pertenece y obtuviera el Premio Teatro del Mundo a la traducción 2006 otorgado por el Área de Historia y Teoría Teatral del Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, “Una tragedia argentina” (Daniel Dalmaroni, 2011-2014) y “Nunca estuviste tan adorable” (Javier Daulte, 2012-2014).
Pricco es Doctor en Humanidades y Artes, dicta clases de Actuación desde 1987 en la Escuela Provincial de Teatro y Títeres del nivel superior, de la cual fue Vicerrector. En esa misma institución han estado a su cargo Teoría Teatral, Metodología de la Actuación, Puesta en escena y otras materias.

Además es docente y profesor de la Licenciatura en Arte Escénica de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, establecimiento en el que también dirije el Centro de Investigaciones Teatrales. Dirige además el Área de Teatro de la Secretaría de Cultura de la UNR.

Sin dudas, un hombre con gran trayectoria en la ciudad y un "nombre" dentro del ambiente, palabra autorizada para opinar sobre la situación del teatro independiente.

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